EL DESPERTAR DE ISIS

Zoel estaba montado en el avión, le quedaban por delante unas largas e interminables jornadas entre transbordos, escalas y cambios de transporte. Estaba preocupado porque  evitar que alguién le siguiera. En una situación como aquella tendría pisándole los talones a medio Servicio Secreto, era lo más lógico. Tras los asesinatos, su desaparición misteriosa... En todo momento habrían sabido que cogía ese avión al utilizar su identidad y su tarjeta para pagar. Así que andaba preguntándose por qué nadie intentaba evitar que alcanzara su objetivo.


-No has de tener miedo, Zoel –le habló Phineas sentado en el asiento de al lado.

-Lo tengo, porque esta incertidumbre me afecta bastante –sacó su libreta para apuntar todo lo que Phineas quería decirle.

-Tu familia está a salvo mientras tengan algo que ofrecer.

-He visto a Thot en una visión, una en la que yo era un escriba.

-Ya te dije lo que eras hace mucho.

-Cierto, pero no es lo mismo encontrarte con un dios cara a cara.

-Es un comienzo prometedor –sonrió Phineas y abrió su periódico -. Se han completado los muros de protección del complejo funerario de Giza.

-Menuda historia…intentan ocultar tantas cosas…Es muy posible que allí se encuentre la Cámara de los Registros…la palabra de Thot…-se quedó pensativo.

-No temas, las tablillas originales no se encuentran en manos de los humanos –sonrió dejando entrever satisfacción personal.

-¿Allí podrían estar los archivos de la antigua Atlántida?...Es una leyenda que circula por doquier.

-Lo que se encuentra allí es tan grande que dudo pueda ser explicado en términos humanos, no nos concierne a nosotros esa tarea. Tu solo debes encontrar el libro para ser revelado.

-Todos los libros generan objetos, sin embargo, todos tienen una vida limitada…si cualquier creación es efímera sin el Libro de la Vida, ¿por qué desestabiliza tanto la balanza a favor de la parte que más libros tenga en su poder?

-Mira tu vaso de agua Zoel, ¿cuántas veces te has detenido a hacerlo?



Zoel no se había dado cuenta de que tenía frente a él abierta la base del asiento que servía como mesa para colocar la bandeja del almuerzo. Sobre ella había un vaso de agua que al observarla con detenimiento fue creando una espiral que giraba de una forma que le resultó hipnótica. No pudo reprimir las ganas de tocarla y al acercar su mano el agua, ella como si estuviera viva y quisiera hacer lo mismo se elevó en un torbellino hasta acariciar la yema de sus dedos.

La luz del avión se fue apagando, dando lugar a una iluminación propia de velas, los sillones como si fueran polvo se fueron deshaciendo transportados por una brisa suave y discreta. Aquella materia se fue arremolinando en cuatro puntos formando unos pilares de piedra en los cuales se iluminaban una infinidad de inscripciones que resplandecían en cuatro tonos: azul, rojo, verde, blanco.

Zoel miró a Phineas, quién había desaparecido, al igual que todo resto del avión, fue entonces cuando de manera lúcida se dio cuenta de que estaba en un sueño, ahora entendía a Elhah cuando decía lo extremadamente complejo que era ser consciente en una ensoñación.

Estaba sentado en el suelo de una sala totalmente desconocida, no sabía que debía hacer, cuando el único sonido que escuchaba era el del agua girando con más velocidad dentro de un cuenco de arcilla roja que había duplicado su volumen y tamaño.

El agua se elevó frente a él, formando primero una espiral, después una flor, para más tarde convertirse en una cobra transparente y finalizar su conversión elevándose en el aire como un pequeño pájaro que agitaba sus alas.

Zoel estaba tan maravillado que apenas podía parpadear, sin embargo, había algo en todo aquello que le resultaba familiar, entonces escuchó a Elhah la cual le susurró sentada a su lado.

-El lenguaje onírico es poesía, es metáfora, de una ciencia que no puede ser comprendida en términos humanos.

-No lo comprendo Elhah.

-¿Recuerdas los cánticos y las danzas ceremoniales? –sonrió Elhah y comenzó a invocar un mantra que Zoel le había dado a conocer mucho tiempo atrás.

-Sí, sí –afirmó él.

-Pues cantemos juntos, cuantos más seamos más poder tendrá nuestra voz –y alargó su mano para que el pájaro de agua se posara en su palma.

-¿Existe más bella obra de arte? –le preguntó Elhah.

Ambos se pusieron a invocar el Beej Mantra for Shree Yantra:



Om Shreem Hreem Shreem

Mahaalakshmyei

Shreem Hreem Shreem Namah



Mientras ambos entonaban el mantra, el pequeño pájaro se fue desplazando por la sala como si se tratase de una luz energética que iluminaba partes de la habitación. De esta forma le hizo ver a Zoel que estaban dentro de un lugar que respondía a la arquitectura propia del Yantra, la arquitectura divina. Miró al techo un instante y no había, en cambio encontró un cielo estrellado que le devolvía una sensación de divina admiración.

El pájaro captó su atención nuevamente, cuando se detuvo en el centro de la estrella, allí abrió las alas y pareció bailar graciosamente. Segundos después como si se sintiera embriagado por esos movimientos, empezó a verlos ralentizados.



-Sonríe hermano, sonríe, está aquí –susurró Elhah dándole un beso en la mejilla y se levantó para caminar lentamente recorriendo cada uno de los pilares de la sala tocándolo con sus dedos como si estuviera escribiendo algo en ellos.



Zoel miró el pájaro, con cada movimiento a cámara lenta de su plumaje dejaba una pequeña estela de color, que tomaba más consistencia segundo a segundo. Danzó, giró, y saltó grácilmente, duplicando su tamaño poco a poco. Pronto dejó de ser un minúsculo pajarillo para ser un halcón, después creció un poco más y extendió sus alas, las cuales triplicaban su proporción respecto a su cuerpo. Giró sobre su eje de manera artística y delicada, sus afiladas garras se fueron suavizando y  su cuerpo se estilizó a cada paso. De repente se detuvo de espaldas a él, había colocado su alas unidas encima de su cabeza pareciendo un gran sol de colores brillantes.

Luego las bajó y se dio la vuelta cubriendo su cuerpo con ambas alas, cuando llegó hasta donde él permanecía sentado descubrió su desnudez, su cuerpo y un rostro de mujer.

Aquella bailarina sonrió y besó en los labios a Zoel, después Elhah detrás de ella le colocó una túnica, y una serie de abalorios sobre su cabeza.
Zoel no había visto jamás mujer más bella, dudaba de si podría haber una criatura más hermosa en el universo... seguro que no .


Zoel no pudo hacer nada más que arrodillarse y hacerle una reverencia...Isis había vuelto.



Extracto perteneciente al Libro 1. Manuales de Creación, 2011. Isabel Garre.


Comentarios

  1. me parecio genial en su dia, mas ahora, al releerlo, me gusya aun mas, y mas sabiendo toda la historia que le sigue....

    :o

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