𝕊𝕖𝕣 𝕠 𝕟𝕠 𝕤𝕖𝕣... 𝕊𝕚𝕟𝕥𝕚𝕖𝕟𝕕𝕠

Ser o no ser… sentir.

Cada persona siente a su forma, no es cuestión cuantificable, aunque se resuma en menos y más. Luego estamos quienes sentimos de forma intensa. De esa manera que se asemeja a sentir el estado físico de una emoción dentro de ti, por ejemplo cuando sientes tristeza y está viaja por tu cuerpo con infinidad de ramificaciones, que se endurecen como cristales y te da la sensación de que esas pequeñas ramitas te atraviesan la piel, los huesos, el alma, y te suben hasta la garganta y puedes saborearlas bien amargas. Que cuando el miedo te invade sientes, te llueve encima pequeños alfileres, que te paralizan, y te dejan tan quieta como el maniquí de una costurera. Porque hay quienes sienten con todo el cuerpo, y las vísceras también lo expresan. Si volviera a nacer, seguiría siendo intensa, porque lo bueno también se siente al trescientos por cien. Como el amor, que parece que se desliza  en una tabla de surf por encima de tu sangre y te nutre, y a la vez te calienta el cuerpo como pequeños hilos tejidos del material con el que se cosen los abrazos.

Y es que al final, para la gente intensa, es cuestión de ser sintiendo.

 Es el lenguaje que entendemos. 


Isabel Garre. 

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