La envidia de doble filo

La envidia se disfraza de mil maneras, difíciles de identificar pero fáciles de expresar. Muchas de las actitudes negativas y juicios duros que hacemos a otras personas tienen como base la envidia.
Hay quien prefiere decir me cae mal alguien a reconocer que en el fondo de su corazón siente envidia de ella. Como si estuviera más aceptado o fuera mejor visto tenerle tirria a alguien sin motivo que reconocer que hay trasfondo de envidia.
El por qué envidiamos, quizás porque esas personas tienen aquello que nosotros deseamos. En este caso es un mito falso y destructivo el afirmar que las mujeres son más envidiosas que los hombres. Quizás lo único cierto es que ellas lo expresan con más facilidad, y tampoco me atrevería a asegurarlo.
Cuando alguien nos cae mal la técnica de evitarlo no es la opción más inteligente emocionalmente, quizás debiéramos pensar o buscar las causas que subyacen detrás de nuestro rechazo o las feroces críticas que vertemos.
La envidia en el ámbito espiritual es vista como puñales de doble filo, hiere a quien la siente y araña a quien la recibe.

Isabel Garre. Perlas a medianoche.2016

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