Diario de Adrien 1842
Inglaterra, 1842
¿Por
qué me castigas con un nuevo despertar en esta noche eterna y fría? No quiero
vivir solo, no quiero dar un paso más cargado de recuerdos, pesan tanto que la
fuerza de un vampiro no es suficiente para seguir caminando. Mi absurda existencia, mi estúpida creación, la
que nos ha hecho unos miserables infelices a mi creador y a mi mismo. Quiero
morir, quiero encontrar el valor para no esconderme más de los rayos del sol y
dejar de sentir, arder en un infierno antes de percibir al fin de nuevo la
calma. ¿Por qué en estos dos años no he sido capaz de avanzar? ¿de olvidar? ¿Es
eso la maldición del vampiro? Ser siempre los mismos, tener presentes cada uno
de mis tormentos, y solo encontrar la calma cuando me sumerjo en ríos de
sangre. ¿Alguién puede responderme? ¿alguién puede decirme como un vampiro
puede ser feliz?
Duele
la ausencia de quienes amo, la inmortalidad se me hace el peor castigo…¿estoy
condenado a revivir cada segundo las pérdidas? Mis adorados padres, mis
queridas amantes…
Me
gustaría llorar de nuevo, regresar al inicio, cuando podía apagar la luz y el
mundo parecía desaparecer…y todo estaba en calma, ahora la oscuridad es el
refugio de miles de seres como yo que hacemos de ella nuestra casa. ¡Permitidme
volver al inicio! ¡haría las cosas de otro modo!...¡he aprendido!
Me
pregunto cada día de mi existencia que habrá sido de mi familia, ¿habrán tenido
una vida plena? ¿quién cuidará de nuestra casa? ¿seguirá en pie?...cuando tengo
estos pensamientos una mano cruel me atraviesa las entrañas, ¿quién dice que un
vampiro no tiene corazón? Yo puedo demostrarle que sí, aunque no lata, mi alma
sigue aquí dentro encerrada golpeando mi pecho pidiéndome desesperada un poco
de aire, un rayo de sol que ya no puedo darle.
¡Qué
poco me importa este mundo inmerso en guerras estúpidas!...opio…¿cuál es el opio
para los vampiros? Beber sangre, sangre, sangre, sangre…he podido escribir más
veces esa palabras que veces respiré, todo por ella, porque no fui capaz de
valorar la mia…ahora corro tras ella, por una gota, por un sorbo.
Me
levanto, miro por la ventana, a estas horas los niños ya no juegan por las
aceras, hace meses que no veo ninguno, se nos hace hombres y mujeres sin ser el
momento. Apoyé mis manos sobre el cristal de la ventana, se desquebrajó, asi
era de frágil mi existencia. –Hazlo –escuché
un susurro, últimamente me visitaban fantasmas cada noche, Madame Lacroix
estaba detrás de mí abrazándome por la espalda, -hazlo –susurró de nuevo.
Cuando
me dí la vuelta para recrearme con su visita nuevamente ya no estaba, en su
lugar Enma estaba sentada sobre mi ataúd, abría los brazos pidiéndome que le
abrazara.
-Ven, ven con nosotras –susurró y se
desvaneció.
-Tú vida es un sin sentido, ven, mi
amor ven acompáñanos –Alina apareció frente a mí, fui abrazarla rápido, no quería
que me dejara solo, pero nuevamente fue más rápido.
En silencio, en una habitación a
oscuras, gélida y desolada, cualquier lujo a sin una luz calidad es
despreciable, deseé con todas mis fuerzas volver a mi hogar donde me sentaría
frente a la chimenea a contar historias.
Diario de Adrien. Perteneciente al Libro En busca de vampiros. Isabel Garre (2010)
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