Otoño, época del trenzado
Por estas fechas es muy común que a las personas se les
caiga el pelo, existe el dicho popular: En la época de la berenjena se cae la
melena. Por ello es normal que durante estas semanas notemos que nuestro
cabello está más seco, se cae o luce sin brillo. Siempre y cuando no sea algo excesivo, no
debería preocuparnos tanto como para empezar con suplementos alimenticios
“milagro”, más bien deberíamos leer entre líneas cual es el mensaje que hay
detrás de este proceso.
Si echamos un vistazo a la naturaleza, nos daremos cuenta de
que se prepara para un gran cambio. El otoño, es la vuelta al interior, el
regreso a la tierra, el inicio del proceso mediante el cual lo antiguo se seca…
muere y cae. Es luego en primavera cuando
toca el renacimiento y de nuevo la expansión energética.
Vivir en armonía implica adaptarse a la naturaleza y a sus
tiempos. En otoño las hojas de los árboles caen, se secan, tornan sus colores.
El viento seco muestra sus efectos de una forma más pronunciada, y no solo
afecta a todo lo que nos rodea, sino también a nosotros mismos. Entramos en la
fase en la que se nos cae el cabello, o la piel se muestra tirante y reseca. Necesitamos
hidratar y nutrir la piel, como se necesita nutrir la tierra. Nosotros
deberíamos adaptar nuestra alimentación a la estación del año que corresponda,
y en este caso sería positivo remineralizarnos. Aportar alimentos naturales y
no basarnos tanto en suplementos, los cuales muchas veces solo hacen nuestra
orina más cara.
El cabello está relacionado con el estado del Riñón, además
el otoño es la época donde predomina la energía metal (le corresponden Pulmón,
Intestino grueso y Piel). Existe una interrelación Riñón-Pulmón importante,
ambas se retroalimentan, por lo tanto en el otoño, si hay problemas de caída de
cabello habría que revisar el estado energético, físico y emocional de estos
órganos.
Por otro lado el cabello es algo más que un mero aspecto
estético, es un indicador de salud con finalidad protectora. Desde las
perspectivas orientales y las tradiciones espirituales, el cabello es un
elemento de gran importancia.
No es solo desde el punto de vista simbólico, cuando corto
mi cabello, este proceso se asemeja a la poda de las ramas con el objetivo de
sanearlo, corregir la dirección de su crecimiento, etc. El cabello son las
antenas que captan y atrapan energías, tiene capacidad de almacenamiento energético, incluso de los restos de las
emociones sentidas. Por eso no es de extrañar que cuando una etapa negativa
acaba y la persona necesita un cambio, quiera cortarse el cabello, no solo por
el aspecto psicológico de verse como alguien diferente o marcar un cambio de
etapa, sino para deshacerse de esa carga emocional.
Mantenemos una higiene física de nuestro cabello, ¿pero
realizamos una limpieza energética consciente? Entendemos que haya insectos que
puedan quedarse en el pelaje de los animales, pero olvidamos o no queremos
creer que haya insectos y emociones negativas que se quedan impregnando nuestro
cabello. Solo hay que revisar el estado de nuestro pelo tras entrar en un lugar
que nos desagrada, o tras una discusión, es el elemento que más rápidamente
pierde su brillo… hay personas que se obsesionan por limpiar su cabello que en
lo visible está limpio, pero en su cuerpo energético está sucio, y aunque
utilicen los mejores champús… sienten algo que el ojo no puede ver.
El cabello refleja el estado del Riñón, Pulmón, nuestro
índice de cortisol, o lo tóxicos que estamos, pero tanto físico como
emocionalmente. Estos órganos son centros emocionales que se ven afectados por
emociones concretas, con más impacto si son las negativas, el Riñón: miedo,
inseguridad, nerviosismo, preocupaciones; el Pulmón: tristeza, melancolía,
orgullo, etc. ¿Podemos acaso pensar que estas emociones sentidas no tienen un
impacto ni un reflejo sobre nuestro cabello?
Por otro lado el peinado es otro aspecto importante, el
trenzado, no es solamente tiene la función de recoger el cabello o de ser un
complemento estético, la trenza en muchas culturas es sagrada y es un símbolo
de gran poder tanto para hombres como para mujeres.
Explicaremos brevemente las finalidades a destacar del
trenzado en la época que nos ocupa, es decir para qué podemos utilizar las
trenzas en el otoño.
Trenzamos nuestros cabellos al igual que un artesano trenza
plantas y crea cestas u objetos, nuevas creaciones dotadas con más fuerza y
solidez, que la aparente fragilidad de la planta. Del mismo modo nosotros
trenzamos en otoño cada mechón (proyecto de nuestra vida) organizándolos y
canalizando la energía en una dirección concreta.
Ordenamos nuestra vida, separando el caudal energético del
que disponemos para ir en una dirección, la canalizamos hacia una meta. En el
otoño, y especialmente en los 21 días antes de su entrada, nuestro cuerpo y
nuestra mente debe ordenarse para el cambio de estación, de no ser así las
personas suelen padecer un empeoramiento de los estados de ansiedad,
nerviosismo, o tener problemas de Estómago, Bazo, etc. No es de extrañar que en
estos días, las personas sientan que es el momento de cortarse el cabello tras
el desgaste del verano. Resulta saludable cortarlo tanto por los beneficios
físicos, como para los emocionales y energéticos.
En el tiempo del otoño, las personas trenzaban su cabello,
dedicando diariamente un tiempo especial para su peinado, cepillado y cuidado.
Hacer y deshacer cada día su trenza era lo más parecido a organizar la energía
del día y acabarlo liberando el caudal para preparase para la siguiente
jornada.
Estamos ante un periodo de tiempo ideal para nutrirnos,
depurarnos, iniciar nuevas etapas, desechando las hojas secas, el cabello
dañando, lo que ya no vale vuelve a la tierra. Organizar la energía para que de
modo simbólico nuestras raíces se oriente de nuevo hacia el suelo.
La época del trenzado. Primera Parte.
Isabel Garre. 2016.
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