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Mostrando entradas de junio, 2014

Nacimiento del tronco de un árbol

Oscuridad, recogido, arropado por la madre de todas las cosas. Sentí que podía estar de nuevo en calma, olvidando mi humanidad. Entonces comprendí que yo quería nacer de un árbol, ser gestado en el tronco de quién había permanecido sobre la colina cientos de años. Sabio y en silencio, había sobrevivido a todo. Y quise nacer en mi nueva vida de él, fundirme con la madera y sentir mi sangre convirtiéndose en salvia. Cuando estás en el vientre de un árbol, pasas el tiempo pensando en qué será de ti, ¿cuántas expectativas? Para lo que hay al cruzar la luz, ¿cuántas experiencias vas a vivir? Uno nunca sabe lo que le espera. Fue así como conseguí calmar el llanto ante la pérdida, ante la muerte, que no era otra sino la mía. Y cuando sientes esa muerte, abandonas todo, miedos, apegos, la importancia personal… todo. Así, cuando nada te importa es cuando lo tienes todo. En medio de esa oscuridad no podía percibir el ruido de la sociedad, tan solo podía intuir levemente un pequeño residuo...

Puede ser y no es

Puede ser y no es… que me encuentre a tu lado pegado a la pared, recorriendo en silencio las curvas de tu cuerpo, bajo un reloj que no tiene hora, cuyas manecillas soy yo en un movimiento incansable y eterno…en la eternidad donde no existe el tiempo. Allí, donde no hay marcado un principio ni un final viviré mi amor, en lo ilimitado de las cosas que no se pueden reducir a palabras. Disfrutando cada segundo sintiendo que es irrepetible. Donde te me haces agua y yo me convierto en fuego, en el encuentro de la pasión salvaje de dos seres sin destino... Yoar. Señor del Inframundo.  Isabel Garre. Manuales de Creación. Libro 8.