Retomando la Sexta parte de Manuales de Creación
Se sentó en la cama vestido, sacó el frasco de somníferos y se tomó dos, ahora podría descansar su mente, con la esperanza de estar tan drogado que las escenas de la muerte de Adara no volvieran en forma de sueños, necesitaba una tregua cada día, unas horas libre de la pesadez de su mala conciencia. Nadie le había juzgado, nadie le llamaba asesino, a todas luces había salido indemne de una situación así, aunque no había logrado escapar al juicio de su conciencia, a ella nadie escapaba, por mucho que corriera, por mucho que volara, ella siempre estaba ahí, mirándole y señalándole con el dedo, apuntando a su corazón y disparándole cruelmente. Una y otra vez, una tras otra desde aquel día. De no haber sido bendecido con la inmortalidad, habría muerto tres veces mínimo cada día, la intensidad emocional del dolor y la culpa le resultaban un tormento. Extracto del la sexta parte de mi libro Manuales de Creación, tras un periodo de descanso de mes y medio en su elaboración,...